Por María González Rouco
Conocí a Dora de la Fuente cuando cantó en el "Teatro Castelao" del Centro Gallego de Buenos Aires, invitada por nuestro amigo en común Raúl Expósito Gándara, director de la "Orquesta Treboeiro". A partir de ese momento, me interesé por sus actuaciones y por su trayectoria. El sábado 20 de febrero tuve el placer de escucharla en la Esquina Homero Manzi, lugar emblemático de Buenos Aires, donde interpretó temas de diversa raigambre, como "Cuando estemos viejos" y "Nessun Dorma", entre otros.
Estudiante de canto con la maestra Marta Gerardi, su profesora desde hace siete años, Dora ha sido muy premiada. Su bella voz la ha hecho merecedora de numerosos galardones, de los que mencionamos sólo los más recientes: Reina del Plata 2014, entregado en el Hotel Claridge; Antena Vip 2014, La Plata; Reina del Plata artístico 2015, Caba, y Antena Vip 2015, La Plata, Categoría: Mejor Cantante Femenina Solista Música Nacional e Internacional.
Conocedora de sus orígenes, le pregunto sobre sus padres: "mi padre, Antonio de la Fuente Vazquez, era de la aldea de Pazos en Lestedo, municipio de Boqueixon. Nació en 1923; era el sexto de ocho hermanos. Mi mamá, Josefa Eiris Souto, de San Julián, Municipio de Vedra, nació en 1927; era la mayor de dos hermanas. Ella vino acá en abril de 1954 y se casaron por poder el 27 de octubre de 1954. Mi papá llegó en junio de 1955. Vinieron en busca de nuevos horizontes y la posibilidad del una mejor vida. Ya acá tuvieron distintos trabajos pero, el de mayor tiempo, fueron encargados de dos edificios, con otros trabajos paralelos. Mi papá murió en 2010 y mi mamá en 2012".
Quiero saber sobre la familia que dejaron. Dora manifiesta: "Allí tengo dos tías, Carmen vive en la casa paterna en Pazos y Lourdes, la menor de todos, vive en Sada. Además, un montón de primos". La ciudadanía fue transmitida a las descendientes argentinas: "Mis hijas y yo tenemos la doble nacionalidad y estamos censadas en Boqueixon".
Interpretando canciones españolas, italianas o de donde prefiera, esta hija de gallegos, brilla con luz original en el ambiente cultural porteño.