viernes, 19 de abril de 2024

REGRESO AL PASADO EN SANTANDER

La ciudad de Santander se reencuentra con su pasado bajo tierra

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Cuatro años después de los bombardeos alemanes, un incendio arrasó el Santander medieval, sus edificios señoriales, sus cafés antiguos y sus comercios elegantes. El fuego barrió unos referentes históricos y emocionales que sus habitantes vuelven a encontrar bajo sus pies.

Todo ese pasado ha salido a la luz en otro proceso de transformación que está acercando la ciudad al mar y abriendo espacios libres de tráfico en el centro. En 2006 aparecieron sillares del antiguo puerto en la remodelación del aparcamiento subterráneo de la plaza de Alfonso XIII y poco después, las obras de peatonalización dejaron al descubierto la muralla medieval y el refugio antiaéreo.

"El incendio cambió la forma de ser de varias generaciones. No se ha evaluado suficientemente lo que afectó a las conciencias de la gente pero quienes lo vivieron hablan de él como algo que condicionó su vida entera", explica Esteban Sainz, responsable del programa del Ayuntamiento de Santander "Otra ciudad bajo tus pies", que ha recuperado parte de esa historia oculta en el subsuelo.

Para Sainz, los santanderinos sentían lo mismo que los emigrantes que regresan a su tierra después de una larga ausencia y no la reconocen, pero a ellos les sucedió de un día para otro. "Tus referencias vitales, los lugares donde hiciste las cosas más importantes de tu vida ya no están. Y eso te deja en estado de shock".

"La ciudad renació de otra manera, más orgánica, más fácil de vivir pero las referencias ya no eran las mismas", señala. Recuerda que en el centro de Santander todo eran cuestas antes de 1941, salvo los ensanches de los siglos XVIII, XIX y XX, cuando fue creciendo ganándole terreno al mar. Después del incendio se aprovechó para nivelar las calles y hacerlas más anchas y llanas. Por eso quienes caminan ahora sobra ellas, lo hacen unos tres metros por debajo del suelo que pisaban sus abuelos.

"Otra ciudad bajo tus pies" nació en 2007 como un programa de visitas al yacimiento de la Plaza Porticada, una excavación en pleno centro urbano y la primera hasta el momento del Santander medieval. Duró seis años, fue muy compleja y se recuperó tanto material que pasará mucho tiempo años antes de que los investigadores de la Universidad de Cantabria lo hayan estudiado todo.

En cinco meses lo visitaron más de 12.000 personas. "La gente empezaba a descubrir que Santander sí tenía historia, que fue romana y tuvo una época medieval importante", cuenta Sainz, que recuerda la sorpresa de muchos al descubrir que el mar llegaba hasta la muralla.

El siguiente paso fue la creación de un centro de interpretación bajo la plaza, donde guías como la arqueóloga Susana del Rivero, que formaron parte del equipo de la excavación, conducen al visitante a un recorrido por 800 años de historia que comienza en la antigua Puerta del Mar.

Según Esteban Sainz, se ha querido "poner carne" a las piedras y a los objetos para contar la historia allí donde sucedió. "Estás donde estuvo la gente anterior a ti hace 800 años, o hace 70 en el caso del refugio y eso te da una carga sensitiva mucho mayor".

También se trata de encender "la chispa de la curiosidad". Los visitantes del centro de la muralla tienen a su disposición unas ocho horas de información complementaria en una tableta y en el refugio antiaéreo los guías contestan a tantas preguntas que el recorrido ha durado a veces hasta 50 minutos, dice Del Rivero.

Sainz intuía que el refugio iba a atraer a muchos curiosos pero no tenía prevista "la reacción tan emocional" que iba a provocar. "No sabíamos que iba a ser una especie de catarsis. Hay mucha gente que se emociona, que llora, que recuerda a su abuelo, a su padre, su propia infancia. Es como un santuario".

El refugio es uno de los 114 que se habilitaron durante la guerra, la mayoría excavados en tierra y unos pocos, como este, de hormigón. Santander tenía entonces unos 85.000 habitantes pero su población llegó a los 200.000, con los refugiados que iban huyendo del avance de los nacionales. Las decenas de bombardeos que sufrió dejaron 200 víctimas, entre muertos y heridos.

"Más que explicar la Guerra Civil lo que queríamos es poner como protagonista a la gente que tenía que usar esos refugios, lo que sentía y por qué se sentía así", explica Sainz.

Fotos de la época, objetos, entre ellos una bomba de 250 kilos como las que lanzaron los aviones alemanes sobre la ciudad o sobre Gernika y el testimonio, en un audiovisual, de quienes vivieron todo aquello con ojos de niño ayudan a sentir la guerra en carne propia. Y más cuando se apagan las luces, se escucha cómo las bombas van cayendo, cada vez más cerca, y el suelo tiembla bajo los pies.