viernes, 03 de mayo de 2024

ASTURIAS ENVEJECE

La edad media de los asturianos es de 46 años dos más que hace una década

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Guillermo Martínez, consejero de Presidencia del Principado de Asturias

Análisis de la situación y perspectivas demográficas del Principado de Asturias y revisión de las políticas aplicadas en Europa para el diseño de una agenda demográfica es el largo, intenso e interesante documento encargado por el Gobierno asturiano a la Universidad de Oviedo para conocer cual es la situación demográfica actual, analizar sus consecuencias e identificar posibles soluciones. 

El estudio constata la tendencia al envejecimiento de la población asturiana, que en la última década se ha traducido en un aumento de la edad media de más de dos años (se ha pasado de 44,28 años a 46,53 años), aunque también señala que la situación geográfica (en un entorno próximo al principal foco de desarrollo nacional y también en los límites del arco atlántico), unida a la existencia de una gran aglomeración urbana en el centro de la comunidad (el área metropolitana) ofrece un “fuerte potencial de crecimiento” al Principado.

Los especialistas aconsejan una política demográfica que integre aspectos urbanísticos y socioeconómicos y tenga en cuenta las diferencias entre la zona central y las alas de la comunidad, de manera que permita ordenar el crecimiento del área metropolitana y minimizar los costes que supone el envejecimiento del medio rural. El estudio sostiene que con una adecuada política económica y demográfica es posible frenar e incluso revertir tendencias demográficas concretas.

Las bajas tasas de natalidad, el alto nivel de envejecimiento y la pérdida continuada de población son, como consta en el documento, los tres principales problemas de Asturias en este ámbito. El estudio coordinado por Fernando Rubiera, del Laboratorio de Análisis Económico Regional, Regiolab, de la Universidad de Oviedo, refleja que el comportamiento demográfico de la comunidad únicamente puede entenderse en el marco de las dinámicas poblacionales que afectan a Europa. El Principado, como región periférica, se queda al margen del eje central de desarrollo europeo, que abarca la mayor parte de las grandes urbes del continente, y del centro económico español, un rombo situado en el noreste peninsular con vértices en Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Para las áreas periféricas el éxito económico resulta más complicado y la tendencia a la emigración y a la pérdida de población es más acusada.

Las diferencias tambié se producen dentro del propio Principado, donde el área central afronta problemas demográficos similares a los del resto de España, mientras que el entorno rural se caracteriza por un elevado nivel de envejecimiento y una tasa de natalidad muy baja, indicadores especialmente acusados en el interior y más moderados en la costa. Estos desequilibrios tienden a agravarse con los flujos migratorios intrarregionales hacia el centro de la comunidad y, más concretamente, hacia las tres grandes ciudades: Oviedo, Gijón y Avilés.

El informe concluye que las regiones del noroeste de la península Ibérica manifiestan comportamientos muy parecidos, se enfrentan a pérdidas de población, tasas de natalidad muy bajas y altos niveles de envejecimiento. Por esta razón, los expertos insisten en que la alianza entre comunidades es fundamental para desarrollar políticas adecuadas. Además, apuestan por impulsar pactos suprarregionales y reivindicar acciones a escala europea que permitan articular acciones efectivas para hacer frente a los desafíos actuales.