jueves, 25 de abril de 2024

A LO LARGO DE TODA SU VIDA DESTACÓ POR LA DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS EMIGRANTES ESPAÑOLES, PRIMERO, Y DE LOS RETORNADOS, A SU REGRESO A ESPAÑA

Manuel Rojas, uno de los nombres clave en los derechos de los retornados, muere a los 86 años

La emigración no son solo cifras, no son los números que economistas y políticos se echan en cara en sus análisis macroeconómicos. Emigración también son nombres propios, los de millones de personas que se vieron obligadas a abandonar su tierra en busca de un futuro mejor.  Nombres que desaparecen con la historia, que se borran generación tras generación hasta ser sólo eso, nombres; anónimos, casi olvidados más allá del círculo familiar.

A sus 86 años Manuel Rojas Castro moría el pasado 15 de julio en Granada. El suyo, un  nombre más de esos “millones” que salieron de España, que fueron de un lugar a otro buscando trabajo y que encontraron algo más: una vida, una familia y oportunidades que nunca imaginaron en su tierra. Pero Manuel Rojas no es de esos nombres que se borran con los años. Su labor a favor de los emigrantes españoles recibió en vida numerosos Premios, Honores y Distinciones, como la Medalla al Trabajo de la Junta de Andalucía.

¿El motivo? Su defensa a ultranza de los intereses y derechos de los emigrantes españoles. Manolo, como era conocido en Granada, había sido uno de los fundadores de la Asociación Granadina de Emigrantes Retornados, AGER. Pero esto no fue más que un peldaño de un largo camino en defensa de los derechos de los emigrantes.

Durante su estancia en Alemania fue trabajador de la Agregaduría laboral de la Embajada de España en Bonn.  Desde AGER se destaca que “los miles de emigrantes que vivieron y trabajaron en Alemania son testigos de su dedicación  y entrega.  Fueron miles los que lo conocieron personalmente, porque se desgastó en la realización de conferencias y charlas informativas, además de los que acudían a él en calidad de abogado, para que los defendiera frente a los tribunales”.

Por este motivo, desde AGER se señaló su pérdida con “gran dolor” porque  “Manuel fue sin duda una persona excepcional, un jurista de reconocida competencia en normativa social y comunitaria, conocimientos que puso al servicio del colectivo, en su día”. De hecho, su jubilación no detuvo esta labor social ya que se convirtió en el asesor jurídico que tuvo la FEAER .

“Desde AGER  tuvimos el enorme placer de disfrutarlo como socio (213 era su número) y beneficiarnos de su instrucción desde los años noventa”.